Contexto Político por Efraín Flores Iglesias: La desmemoria de Félix
En una entrevista que concedió a don Jorge Albarrán Jaramillo, director general del Diario 21, el senador de Morena con licencia, Félix Salgado Macedonio, señaló que si no hubiera existido complicidad con los gobiernos anteriores, “no podríamos hoy estar hablando de corrupción presidencial o de que vivimos un narcoestado en los últimos sexenios panistas y priistas”.
En parte tiene razón, pero olvida –tal vez por conveniencia– que el incremento de la violencia en el país, no fue solamente responsabilidad de los gobiernos federales, sino también de algunos gobernadores y presidentes municipales que en su momento se hicieron ojos de hormiga y no quisieron combatir a los delincuentes.
En efecto, Felipe Calderón Hinojosa, quien gobernó al país del 2006 al 2012, le pegó al avispero cuando anunció una guerra contra el narcotráfico.
Lo peor de todo es que quedó al descubierto que algunos gobernadores y alcaldes brindaron protección al narcotráfico o fueron omisos para cumplir con su obligación constitucional de brindar seguridad a los ciudadanos y combatir a los criminales.
Zeferino Torreblanca Galindo, por ejemplo, manifestó públicamente en agosto de 2005 que no quería ni podía combatir al narcotráfico, lo que le valió serios cuestionamientos de legisladores federales, dirigentes políticos y amplios sectores de la sociedad. Hubo quienes pidieron hasta su renuncia como gobernador.
El viernes 27 de enero de 2006, un mes después de que Félix Salgado Macedonio asumiera como alcalde de Acapulco, inició una guerra sin cuartel entre el Cártel de Sinaloa y Los Zetas; una guerra que cobró la vida, no sólo de sicarios, halcones y narcomenudistas, sino también de elementos y comandantes de la Policía Preventiva Municipal, empresarios y miembros de la clase política.
Félix Salgado se ocultó durante un buen tiempo y se le relacionó con el crimen organizado.
En Acapulco inició el infierno, mismo que se extendió en varios puntos de la entidad. De hecho, los hermanos Arturo y Alfredo Beltrán Leyva, así como Edgar Valdez Villarreal, alias “La Barbie”, operaron con total impunidad en el bello puerto guerrerense.
Algo similar ocurrió en Michoacán, en donde los líderes de la organización criminal “La Familia” se movían como pez en el agua por esos años. Para ser exactos, durante los gobiernos de Lázaro Cárdenas Batel y Leonel Godoy Rangel, hoy prominentes funcionarios de la Cuarta Transformación.
Félix Salgado no tiene autoridad moral para cuestionar a los gobiernos del pasado, ya que él no hizo bien su papel en materia de seguridad; es más, fue reprobado por los acapulqueños como alcalde, tanto que se llevó entre las patas al PRD, pues en 2008 los electores le dieron el voto de castigo a dicho instituto político.
Actualmente, el mentado “Toro sin cerca” milita en Morena y pretende ser candidato a la gubernatura, pero la sombra del pasado lo persigue por todos lados, sobre todo, el espinoso tema de “La Garita”.
Como presidente de la Comisión de Defensa Nacional en la Cámara de Senadores, no contribuyó para que la seguridad mejorara en el país. Por el contrario, defendió la fallida estrategia en materia de seguridad pública del gobierno federal. Y lo que es peor: utilizó la tribuna solamente para decir gansadas.
Es cierto, de entre los aspirantes de Morena es el más popular. ¡Y cómo no! Lleva 27 años buscando la gubernatura.
En 1993 y 1999 fue candidato del Sol Azteca y perdió ante los priistas Rubén Figueroa Alcocer y René Juárez Cisneros, respectivamente; y en 2004 intentó nuevamente ser candidato por el PRD, pero los perredistas decidieron en una elección interna que Zeferino Torreblanca fuera su gallo frente al tricolor.
Hoy por hoy, es el aspirante más conocido al interior de Morena, pero de acuerdo a las encuestas es el que más negativos arrastra, igual que su amigo Manuel Añorve Baños, quien desde 1998 busca la gubernatura a través del PRI.
Ser popular no garantiza dar buenos resultados al frente de una administración. Sólo basta voltear los ojos al vecino estado de Morelos, en donde el futbolista Cuauhtémoc Blanco Bravo comete infinidad de errores como gobernador.
Insisto, Félix Salgado no tiene autoridad moral para cuestionar a los gobiernos del pasado, ya que escupe para arriba.
Su apuesta es, al igual que la mayoría de los dirigentes de Morena, culpar de todos los males que padece el país al PRI y al PAN, e incluso al PRD, del cual formó parte hasta diciembre de 2017.
Por cierto, gente cercana a él ya le prepara el terreno en el Partido Encuentro Solidario (PES) para que sea candidato de esa fuerza política de corte derechista, en caso de que Luis Walton Aburto o Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros sean los elegidos por Morena. Traición y chapulineo a la vista.
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