El horizonte es un niño

Jaime Irra Carceda

Ni el ladrido de un perro,

Ni el graznido de un cuervo

levantan vuelo

en ésta, la tierra de nadie.

Los ríos se han secado,

el silencio es libre

y el aplomado cielo

no hace lluvia, vacío.

Rotos están todos los cristales,

ni un rostro asoma

por esos ventanales,

la paciencia es una telaraña.

Los papalotes yacen en los techos,

multicolores y rasgados,

los pájaros cuelgan de los árboles,

ramas deshojadas.

Y al fondo de esa calle desolada

la silueta es un niño de harapos

que canta a voz en cuello,

un lazo apretado a su garganta.

¡Vengan, vengan!

¡No se vayan, no se vayan!

¡Rían conmigo!

¡Canten conmigo!

El horizonte es un niño

que baila con la cuerda de su trompo.

Qué opinas
error: ESTE CONTENIDO ESTA PROTEGIDO